El parque natural del Valle de Alcudia se encuentra situado en el suroeste de la provincia de Ciudad Real, y constituye uno de los parajes naturales más relevantes de Castilla la Mancha, enclavado en los límites de las sierras de Puertollano y la formación orografía de Sierra Morena. Un paisaje lleno de contrastes y gran riqueza biológica y paisajística que merece la pena conocer. Y que ha sido catalogado como LIC (Lugar de Interés Comunitario), ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), contando diversas Microrreservas y Monumentos Naturales.
Este espacio natural tiene una extensión aproximada de 1.200 km² extendida de Oeste a Este, en los limites de Ciudad Real con la provincia de Córdoba.
Abarcando en su extensión longitudinal durante casi 100 kilómetros los municipios de Almadén, Almadenejos, Brazatortas, Almodóvar del Campo, Cabezarrubias del puerto, Hinojosas de Calatrava, Alamillo, Solana del Pino, Mestanza y San Lorenzo de Calatrava además de diferentes pedanías adscritas a estas poblaciones principales.
La historia geológica del Valle de Alcudia y Sierra Madrona abarca desde el precámbrico hasta el cuaternario reciente. La base de su geología se constituye de materiales gravas y esquistos del precámbrico. Esto junto a la linealidad y simplicidad de las estructuras geológicas le otorgan un carácter peculiar.
El amplio y extenso valle se encuentra flanqueado por sierras de relieve Apalachense, de crestas cuarcititas con cimas de mas de 1.200 metros de altitud. Y que constituyen las denominadas Sierras de San Andrés, Sierras de la cercana Puertollano y las formaciones de Sierra Madrona como conjunto geológico principal. La suave orografía del terreno unida a una pluviométrica anual de entorno a los 400 litros anuales, con zonas mas húmedas con 800 litros anuales, dan como resultado que la hidrológica del valle muestra unos procesos erosivos más atenuados, derivados de un encajamiento menor de la red fluvial.
Esto permite el desarrollo de valles abiertos donde se generan llanuras de inundación y donde los depósitos aluviales quedan perfectamente individualizados, formándose niveles de terraza que son atravesados por la erosión superficial de diferentes arroyos y ríos importantes como el río Cabra, Molinos y el río Alcudia, que pertenecen al la cuenca del río Guadiana, y los ríos Montoso y Fresnedas, que pertenecen al Guadalquivir. Que dar origen al atravesar parajes cuarciticos a parajes de singular belleza como las hoces y cortados del río fresnedas y del río Frio.
Es de destacar la gran cantidad de charcas y balsas que diseminadas por todo el valle, presentes en muchas zonas de la comarca, y que sirven de modo temporal como abrevaderos de ganado, además de tener una riqueza y valor ecológico importantes para la fauna presente en estas dehesas. Al igual que estas pequeñas balsas a lo largo de la historia se han proyectado y realizado diferentes construcciones artificiales como los embalses, a fin de utilizarlas en el riego de terrenos, en el abastecimiento de poblaciones, en la producción de energía eléctrica, etc., Es el caso del Embalse del Montoro, ubicado en pleno Valle de Alcudia, entre los términos de Mestanza, Hinojosas de Calatrava y Solana del Pino.
Debido a estas singulares condiciones orografías y pluviométricas, La Comarca del Valle de Alcudia y Sierra Madrona podríamos decir que tiene unas condiciones climáticas de tipo mediterráneo templado medio con un invierno suave que ha del subhúmedo al seco.
Esta amplia extensión entre Ciudad Real y Córdoba, ha sido durante siglos lugar de transito hacia el sur de la península para todas las culturas y civilizaciones que han ocupado estas tierras. En la comarca de Alcudia podemos encontrar restos arqueológicos de singular valor, desde la época prehistórica con multitud de peñas y abrigos cuarciticos, con pinturas rupestres de tipo esquemático, así como asentamientos de la época ibera, o romana como la ciudad de Sisapo, en la pedanía de la Bienvenida.
El paisaje ha ido evolucionando por la acción del hombre, deforestándose con el desarrollo de la industria minera del cinabrio en las minas de Almadén y del carbón en Puertollano, que necesitaba madera para el desarrollo de estructuras o como medio de combustible. Y por otra parte con el incremento del uso ganadero durante la edad media, para favorecer el desarrollo de zonas de pastoreo de las ovejas trashumantes que año tras año, llegaban al valle de Alcudia en busca de sus prados y pastizales invernales regulados por la Mesta.
Fruto de esta importancia son el amplio y diverso entramado de caminos, veredas y cañadas como la cañada real segoviana, que confluyen en este valle, y dan origen y sentido a diferentes lugares hoy olvidados, como las ventas del molinillo, o la Venta de la Inés.
En la historia mas reciente han convivido, mineros, pastores, arrieros, carboneros y apicultores. Estos usos agrícolas y ganaderos de ovino y vacuno tradicionales, junto con la explotación de las fincas de caza mayor han permitido conservar este espacio natural hasta nuestros días de la forma más sostenible.
La vegetación de este amplio valle ha ido evolucionando y cambiando gradualmente desde un amplio bosque mediterráneo originario a lo que a día de hoy es una de las mayores dehesas de la península. Con algunos parajes donde los encinares han desaparecido completamente. En la actualidad visitando el valle de Alcudia, se puede disfrutar de la riqueza botánica de este parque natural, que a día de hoy aun conserva amplias extensiones de encinares adehesados de gran riqueza paisajística.
Es de destacar como ejemplar singular de la dehesa de Alcudia, la denominada encina de las 1.000 ovejas. Emblema de este espacio natural, por ser la de mayor porte del Valle y probablemente será la mayor de España. Es una encina matriarcal, protegida en medio de esta dehesa mediterránea, presenta cinco ramas, imponentes con una circunferencia de 1,70 metros por término medio. Coloquialmente se decía que bajo su amplia copa, de 803 metros cuadrados, se podrían amparar mil ovejas que a su sombra combaten el fuerte calor del verano. Y de ahí el sobrenombre.
La diversidad de ambientes unido a la orografía hace que tengamos representadas diversas formaciones botánicas menos abundantes pero igualmente representativas, con amplios bosques de galería, con quejigos, rebollos, alcornoques, extensas formaciones de monte bajo, con jarales, brezos, cornicabras o madroños así como bohonales, o comunidades rupícolas en las cimas cuarcititas y cortados.
Estos amplios enclaves naturales, perfectamente conservados aun conservan una riqueza faunística sorprendente, con rapaces como el Águila perdicera, o el Águila imperial ibérica, que tiene en este valle uno de los puntos mas importantes de cría en Castilla la Mancha. Otras especies importantes son el buitre negro y el leonado y el Águila real. Otra de las aves protegidas que podremos observar es la escasa Cigüeña negra, y durante los meses de invierno las grullas que a miles se concentran en los embalses de Alcudia.
Entre los mamíferos resulta fácil observar entre otras especies al ciervo, el jabalí, zorro, y el gato montes. En el Valle de Alcudia y Sierra madrona se encuentra uno de los pocos núcleos de población de Lince ibérico en Castilla la Mancha.
El viajero que quiera conocer este parque podrá adentrarse en un extenso territorio lleno de historia y con grandes valores naturales y etnográficos.